Descripción
"Pese a todos los esfuerzos que realizamos por tener un lugar en el podio de la paternidad, por primera vez comienzo a comprender que nunca seré madre. Nunca sabré lo que es llevar un hijo en mi vientre, nunca podré sentir que con mi presencia su llanto se calma y nunca podré verlo correr a mis brazos y decirme "mamá". Lo intenté todo. Todo lo que estuvo en mis manos: dejar de fumar, hacer deporte, controlarme todos los meses, hacerme los exámenes, ponerme la bata y abrir las piernas, pincharme tres veces en el día, seguir los ciclos lunares, tomar suplementos vitamínicos, pedir terceras, cuartas y quintas opiniones médicas, faltar al trabajo, presentar licencias, leer en los foros, endeudarme hasta los dientes… Todo. Y sin embargo, fallé. O fallamos. Así fuimos muriendo con Rafael. Todos los días un poco más, hasta que uno de los dos reaccionó. Quizás, para nacer, algo tiene que morir primero"